martes, 6 de julio de 2010

Basado en hechos reales

La mujer paró en un semáforo. De forma casi automática, buscó en su bolso algo que le ayudara a evadirse de esa sensación de ahogo, agobio y opresión que llevaba atenazándola toda la tarde. Necesitaba liberarse. Ya había caído el sol, de modo que no le preocupó en exceso ser vista. Por fin, localizó el botecito, lo destapó y se lo acercó a la nariz. Inspiró varias veces por cada fosa nasal, con fuerza, y esperó unos segundos a que la substancia hiciera efecto. Entonces, reparó en que el semáforo ya se había puesto en verde, y arrancó.

Sin embargo, el efecto no fue el esperado. En lugar de sentirse más liviana, completa y desahogada, como en otras ocasiones, experimentó un dolor intenso y una ansiedad indescriptibles. Empezó a llorar, y a duras penas pudo parar a un lado de la calle, mientras intentaba huir del escozor que le llegaba hasta el alma. Dudó entre salir del coche y buscar ayuda, y quedarse y aguantar el sufrimiento hasta que éste terminase por sí solo. El espacio reducido del vehículo la asfixiaba, se le venía encima. Se aferró al volante y lloró, no supo cuánto. Vio cómo la Muerte se reía de ella. El Tiempo parecía haberse parado, sólo para regodearse en su calvario.

Poco a poco, fue apagándose el fuego que la quemaba por dentro. Cuando logró serenarse un poco, se enjugó las lágrimas con una mano temblorosa y se miró en el retrovisor. Las sombras de las farolas, los ojos inyectados en sangre y el maquillaje corrido habían conseguido transformar su rostro, apenas una hora antes joven y bastante atractivo, en una parodia cruel y abominable de sí misma.

Casi sin poder apartar la mirada de la imagen del espejo, aún borrosa, suspiró, arrancó el coche y murmuró "Nunca más... Nunca.".

miércoles, 30 de junio de 2010

Qué malita estoy... (Y qué poco me quejo)

Hoy he vuelto a ir al médico por quincuagésima vez en quince días. Por lo visto se está celebrando una especie de  Mortal Combat entre microorganismos, y lo que viene siendo el campo de batalla, lo están dejando hecho una birria (osea, a mí).  Llevo el bolso lleno de drogas: antibióticos, antimicóticos, antiinflamatorios, mucolíticos, relajantes, corticoides, analgésicos varios, antihistamínicos, anticonceptivos... Hasta las narices estoy. Y esto con veintitrés años, que cuando tenga la edad de mi agüela, voy a estar para el arrastre. Si es que llego.

Y, como siempre que voy a Urgencias, me he visto en la obligación de decir, con voz de profunda desesperación y cara de ayúdemeDoctorporDiorquemestoyjugandolavidalacarrerayelpan "Es que encima soy cantaaaaaaaaaaaaante", con la esperanza de que el médico me diga algo como: "Ah, bueno, haberlo dicho antes, mujé. No te preocupes, que aquí tengo Cantantositina, que lo cura todo en un periquete. Te pongo una inyección y ¡hale! ¡a cantar como la Caballé!" o, mejor aún, en plan americano: "¡¡¡¡Santo Dios!!!! ¡¡¡¡Código Pachanga!!!! ¡¡¡¡Tráiganme doscientos miligramos de cantantosidol!!!!" y me traten mejor que al Rey. Pero eso no pasa nunca. Lo normal es que salga de allí con más patologías de las que yo sospechaba en un principio y más acojonada todavía. Y hoy, de regalo, una orden tajante de hacer reposo vocal ABSOLUTO, y otra de beber muchos, muchos, muchíííiííííísimos líquidos. Sólo tengo cerveza.

Las Urgencias del centro de salud que me corresponde aquí son un punto. Casi nunca hay nadie, te atienden como cuatro médicos (el que te toca, y los otros tres de guardia, que no tienen nada que hacer), te miran y te remiran, no como la lers que tengo por médico de cabecera que lo más que hace es tomarte la tensión, y después se reúnen detrás de la mesa y hacen un diagnóstico diferencial express.

Hoy estaban capitaneados por un médico que, arriesgándome, diría que es venezolano y que, no sé por qué, me inspiraba mucha confianza. Yo no sé si ha sido por el acentillo, como muy de telenovela (porque, en las telenovelas, cada vez que sale un médico, el resto de los personajes le miran como si fuera Dios en la Tierra),
 pero hablaba con un aplomo, y tenía un saber estar, y agarraba el boli con una firmeza... Y casi ni se ha movido de la mesa. Porque para el trabajo sucio ya están los demás. De la revisión en sí, se ha hecho cargo una muchacha de unos doce años con un mechón de pelo azul y una trencita una doctora joven, mientras que los otros dos se asomaban a mi garganta para opinar. House en versión Seguridad Social española. Casas.

Eso sí, he tenido que llamar a un equipo de especialistas criptógrafos para descifrar el papelito del diagnóstico y las prescripciones. Se ve que en Venezuela también tienen Anticaligrafía como asignatura obligatoria para especializarse en Medicina.

miércoles, 23 de junio de 2010

El día que NO toqué en Murcia

Hoy, y con la amenaza pesando sobre las cabezas de toda la orquesta desde hace un par de meses, íbamos a tocar en Murciaquéhermosaeres, por San Juan. Mi orquesta es de Casiasturias. Desde Casiasturias a Murcia hay del orden de unos tropecientos millones de kilómetros, que íbamos a hacer del tirón, ida y vuelta, sin parar a dormir ni ná de ná. Esto implica quedar en Tordesillas, punto neurálgico de la Castilla de arriba en cuanto a autovías se refiere, a eso de las once de la mañana, para posteriormente pegarnos un viaje de unas nueve horas, llegar allí como a las ocho de la tarde para empezar a tocar con un horario de doce de la noche-lo que haga falta, y después desmontar y pegarnos otro viaje de otras nueve horas y, desde Tordesillas, irse cada uno a su casa. En mi caso, a unos noventa y tantos kilómetros. Yo le había echado aproximadamente unas treinta y cinco horas de jornada laboral, en el mejor de los casos. Y no, no tenemos chófer ni tampoco nos pagan las dietas. Para luego cotizar como quince euros, claro. En fin... Viva el convenio.

La cosa es que, cuando yo ya estaba casi de camino a Tordesillas, me da por mirar el otro móvil. Sí, tengo dos. Y ése no lo he estado mirando mucho por la sencilla razón de que este mes no he pagado a los señores de naranja y me han cortado la línea. Y me encuentro un mensaje de mi jefe que dice (cito textualmente):
"Se callo la fecha de murcia.confirma que as leido el sms con una perdida."

El mensajito de marras es de las 12:01 de ayer. Obviamente, yo, que lo acabo de leer, no he confirmado nada. Pues tampoco me han llamado, para asegurarse de que me había llegado la información. O para asegurarse de que no. Ni aunque sea para ver si tengo el móvil encendido, que a menudo los pierdo por el coche y los encuentro a los quince días. O me lo podían haber robado. O haber estado en una zona sin cobertura, como es casi toda mi casa. O viniendo de Punta Cana en avión. Nada. Y eso que, para variar, por si pasaba algo raro de ésta índole, tenía ambos móviles con sonido. Me pillaron en el médico.

Por lo menos un correo electrónico como refuerzo informativo, porque yo el móvil lo miro poco, pero el correo, el tuenti, el facebook y el twitter los chequeo de una forma bastante regular. Y lo saben, que lo he dicho. Mi portátil trabaja como los paquetes de Fortuna 25, veinticinco horas al día.

Así que yo ahora no sé si irme a mi pueblo de mis amores a celebrarlo, si es que mis amigos de allí no están de exámenes, quedarme en casa haciendo vida de sofá y portátil, que está visto que es una cosa que me llena por completo y me relaja mogollón, o llamar a mi jefe y cagarme en todo lo cagable, que es mucho y lo que más me apetece ahora mismo.

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Edición de última hora: He llamado a mi jefe. Por supuesto, no me he cagado en nada. Y lo cojonudo es que me ha dicho que sabe que yo no suelo mirar el móvil y que, por si acaso, ha comprobado SU correo (WTF!?) tres veces durante el día de ayer. Gracias, muy útil...

sábado, 29 de mayo de 2010

Y llorar, lo justo p'a desahogarse, nada más.

Hoy me ha quedado claro, para siempre y de una vez por todas, que el amor no existe. Son los padres. Y, si existe, se lo ha llevado la NASA y lo tiene guardado en un frasco para estudiarlo en el futuro, cuando se aburran de mirar p'arriba.
No quiero extenderme acerca de las premisas en las que me baso para llegar a esta conclusión, pero... Digamos que cuando alguien decide sacarte de su vida de una patada en el culo digna de Lionel Messi, por mucho que tú seas una mujer increíble, apasionada, inteligente y no te la merezcas, no conviene felicitarle por su cumpleaños. Ni aunque pongas una carita sonriente al final. Mal hecho. No sé qué coño esperaba, la verdad.
En mi caso, el resultado de tan feliz ocurrencia ha sido un mensajito que me ha provisto de hora y media de llorar amargamente y sorber mocos como un niño de teta, mientras intentaba, de forma infructuosa, comentar un texto de Miguel Manzano.

Una cosa que suelo hacer yo y, supongo que muchos, es poner música acorde con mi estado de ánimo, y en este caso, tocaban baladas. Música de llorar. De la de sentirte todavía peor y llorar más fuerte, para acabar antes. Quizá deberíamos poner música para alcanzar un estado de ánimo más feliz, en vez de más chungo, pero somos así de masocas.  Y de eso va a ir este post, de canciones para llorar. No porque sean malas, ¡ojo! todo lo contrario, sino porque  te dan un masaje al corazón cuando te lesionas. Al principio duele más, pero luego alivia.

Los maestros Journey, genios del Rock en general y de las baladas en particular. He escogido Open arms, aparte de porque es un temazo, porque la estaba escuchando cuando me he puesto a llorar con más ganas.



Hay dos millones de versiones de este tema de Leonard Cohen, pero si he de elegir una, desde luego es ésta que hizo Jeff Buckley. Cuando la escucho se me hiela la sangre en las venas.



Mr. Gary Moore, en su línea... Still got the blues. Espero que al menos el blues no me abandone.



Un clásico de Scorpions. I'm still loving you. Se puede decir más alto pero no más claro.



Ahí lo dejo, de momento. Ya se me ha pasado el berriiiiinche, hace rato que salió el sol y, bueno, debería irme a la cama como los demás músicos.

Y a tí... Que cumplas muchos más, rodeado de gente que te quiera.  
Aunque no te querrá ni la mitad que yo, por muchos cumpleaños que celebren contigo.

jueves, 27 de mayo de 2010

SIN Style

Hoy, volviendo del Conservatorio con un cabreo monumental, después de entregar a ultimísima hora un trabajo que me ha tenido histérica una semana y por cuya impresión me han cobrado como si hubieran pintado cada página al óleo, me he cruzado por la calle con el hombre de mis sueños. Bueno, no sé hasta que punto esto es verdad, si tenemos en cuenta que últimamente parece que mis sueños los dirige Robert Rodríguez. Mejor empiezo otra vez.

Hoy, volviendo del Conservatorio, me he cruzado con el hombre con el que querría soñar. Joven, pero algo mayor que yo, estilizado, pero no escurrido, no-pijo y no-cutre, ojos claros, pelo corto, sonrisa sexy... Un tío con clase. Y me ha mirado con sus ojos claros. Y me ha sonreído con su sonrisa sexy. Y ha girado la cabeza varias veces para volverme a mirar. Y volver a sonreír. Yo también le he mirado con los ojos como platos y también le he sonreído como si fuera subnormal.

Y me he venido arriba. He empezado a caminar con garbo, a sonreír al mundo con superioridad. Entonces, me he mirado en el cristal de un portal con la sana intención de decirme: "Sí, nena, eres un pivón" y guiñarme un ojo a mí misma. Justo antes de empezar a echarme flores, me he visto en el reflejo y he sido consciente de cómo iba vestida: pantaloncillos vaqueros deshilachados, deportivas y... Una camiseta GIGANTESCA, tan grande que a veces daba la impresión de que iba en bragas, más roja que la Pasionaria, y en la que encima pone "El circo de MIORQUESTA". La que nos encasquetamos para el popurrí de los payasos de la tele.

Con las prisas por imprimir y entregar el trabajo he salido con lo que tenía puesto para andar por casa. El hombre con el que querría soñar no me estaba sonriendo. Se estaba descojonando de mí. Él, y toda la calle.

lunes, 24 de mayo de 2010

El día que dejé de creer en la democracia

Tenía ganas de publicar esto en un espacio con algo más de alcurnia que el tuenti (en el que probablemente ya no escriba nada jamás, y me limite a poner links de youtube, como todo hijo de vecino) pero me pareció conveniente saludar primero, al menos como un gesto de atención a los veintitrés años que lleva mi señora madre intentando educarme.

Como vivimos en tiempos locos de saturación periodística, ésta ya no es la noticia del momento, pero no creo que por ello merezca que la olvidemos tan pronto.


Quiero dar la ENHORABUENA a todos los partidos de Extrema Derecha, a todos los que suspiran con melancolía mientras piensan en los días dorados de la dictadura de Paquito el Chocolatero, enhorabuena a todos los ignorantes retrógrados intolerantes violentos fascistas, enhorabuena a todos.

Por fin hay un condenado después de todo el horror del Franquismo, y es aquel que intentó devolver la dignidad a los humillados, el nombre a los anónimos, la memoria a los olvidados, el hombre que intentó que, de alguna manera, miles de familias tuvieran una tumba sobre la que llorar a los seres queridos que el Régimen les arrebató, matándolos como a cerdos a las afueras de pueblos y ciudades de toda España, un lugar en el que poder poner flores a padres, hijos, hermanos, madres, hijas y hermanas, condenados sin juicio por haber cometido el horrible crimen de ser maestros de escuela o, simplemente, gente susceptible de pensar por sí misma o ¡válgame el Cielo! gente sospechosa de ser capaz de enseñar a pensar a los demás. Por intentar purgar los pecados cometidos bajo las órdenes de un hombre santo, apoyado y mimado por la maravillosa institución que es la Iglesia, hasta el punto de ir a Misa bajo palio, como el Papa.

Baltasar Garzón fue suspendido cautelarmente de sus funciones el pasado viernes, día 15, al salir adelante la querella impuesta por un AUTODENOMINADO sindicato ultraderechista llamado "Manos Limpias" (hay que reconocer que son los amos de la ironía) y por Falange (vivan las reliquias históricas), en la cual se le acusa de prevaricación por declararse competente para investigar los crímenes del franquismo, CRÍMENES CONTRA LA HUMANIDAD, violando la ley de AMNISTÍA (increíble pero cierto) que, en teoría, da carpetazo a todas estas cositas tan oscuras que pasaron entre 1939 y... a saber cuando. Nos parece loable que lo haga con las dictaduras argentina y chilena (imagino que recordáis quién promovió la detención de Pinochet, otro santo varón, como nuestro tío Paco, ¿verdad?), pero si se trata de lavar los trapos sucios de éste nuestro alegre país, hay que atarle las manos, no sea que vaya a remover más mierda de la debida.
Aparte de eso, este gran hombre ha hecho otras muchas cosas, muchísimas cosas... Echad un ojo al artículo de la Wikipedia, os ayudará más que yo si queréis algo de información al respecto de la carrera del juez español que ha sido llamado por el Tribunal Internacional de la Haya en calidad de asesor externo, como especialista que es en Crímenes contra la Humanidad. Siguen interesados, por cierto.

Si alguien quiere leer la noticia al completo, aquí está.

Cambiando de tema, voy a aprovechar este momento de autocombustión para dar también la enhorabuena, ya de paso, a nuestra maravillosa y nunca bien ponderada Real Familia: podrán seguir disfrutando tranquilamente de sus nueve millones de euros (calderilla para un país como el nuestro, parece ser), bien ganados tras un duro año de rascarse los cojones de forma concienzuda y responsable. Ellos se merecen mucho más una buena retribución por su esfuerzo que todos los funcionarios (y el personal laboral, que también va a pringar, aunque no se le haya dado tanto bombo) que, para solventar la crisis, van a cobrar un 5% menos, claro que sí. Enhorabuena LetiZia, podrás operarte las tetas aparte de la nariz, si te apetece.

Enhorabuena Felipe, Elena y Cristina, vuestros hijos podrán seguir estudiando en los mejores colegios bilingües para formarse como Dios manda y, de mayores, ser una fantástica lacra social y económica, un parásito nacional que chupará, chupará y chupará las Arcas hasta dejarlas secas.

Siempre se pueden quitar unas cuantas ayudas más, y unos cuantos 5%'s a quien sea menester, y se pueden poner otros doscientos millones de radares en las carreteras, si cuando los nenes sean mayores hay otra crisis y ven que andan cortos de pasta para pagar la hipoteca (JA JA JA).

Enhorabuena, podréis seguir siendo portada de revistas chorras y periódicos serios y, en ellas, podréis seguir alabando las bondades de la Sanidad Pública, porque en este país, no existen las salas de espera, ni las negligencias médicas y, nunca te dan un volante para que te vea el especialista en noviembre cuando te pones malito en marzo.

Qué vergüenza de país de castañuela y panderetas, qué asco de gobierno pseudosocialista. Qué hipocresía de democracia. Qué horror de "fiesta nacional". Qué juerga de sistema penal. Qué miseria de cultura y educación. ¿Quién habló de "voto útil"?

viernes, 21 de mayo de 2010

Hola holita, vecinitos

Miles de millones de veces me han dicho "Heavy, hazte un blog, mujer. Con lo que te gusta a tí escribir...". Y, cuántas veces habré dicho yo "Pero si ya publico sandeces de sobra en el tablón del tuenti, que está a la vista de todo el mundo". La respuesta es la misma siempre "Ya, bueno, pero es que eso no lo lee nadie".

Que a lo mejor esto tampoco lo lee nadie, ya, pero al menos no pensaré que lo están viendo unos doscientos mil millones de personas todos los días y que les resulto tan poco interesante que no se molestan siquiera en pinchar el botoncito de "Leer entrada completa". Y, de todas maneras, en el tuenti tiene una que cortarse mucho, porque el día menos pensado le da a alguien por leerlo por error y me quedo sin trabajo y sin amigos. La paz espiritual que da quejarse agusto no tiene precio.

Además, yo soy de naturaleza insomne/trasnochadora y, a eso de las dos o las tres de la mañana, las musas me susurran tonterías al oído, y hasta que no las escribo en alguna parte no me dejan dormir. Las muy perras.

Por supuesto, el motivo fundamental por el que en este momento me he decidido a hacer un blog, es que estoy hasta arriba de trabajo y estudios. Y a mí me gusta aprovechar el tiempo.

Así que por fin puedo decirle al cybermundo que... ¡tengo un blog!