martes, 8 de febrero de 2011

No es oro todo lo que reluce

La primera vez que menté a mi logopeda, al cual decidí llamar "Logo" para abreviar, le describí con una larga lista de cualidades. Mi sexto sentido estaba en lo correcto al intentar espantarlo. No es que no las tenga, es que, tal y como sospechaba, tiene un fallo horrible: está mal de la cabeza. Yo no es que esté muy bien, pero por lo menos es algo que tengo claro desde hace tiempo...

Un beso desde aquí, Logo, y quien te entienda, que te compre.

jueves, 13 de enero de 2011

La noche que hablé con el increíble Hombre-Pene

El hombre pene. Un ser que floreció en mi Messenger y al que nunca contesté cuando me hablaba por la sencilla razón de que en su foto de perfil ha puesto una foto de su polla.

Hoy, después de una larga, larga, larguísima conversación con mi logopeda (que ya no sé si es mi logopeda, mi rollo o qué cojones, pero vamos a llamarle Logo para abreviar) acerca del amor, las relaciones, adónde va esto y adónde no va, quiénes somos, qué opinas del sexo de los ángeles y cómo afecta eso a tu visión de la vida, bla, bla, bla... motivada por un momento un tanto incómodo de no sé si darte un beso o dos, estaba tan insomne, aburrida y agobiada que he contestado al Hombre-Pene.

El Hombre-Pene ha resultado ser de ascendencia conquense y nacido y afincado en Barcelona, y al parecer YO MISMA le facilité mi messenger en un pueblo de Cuenca en el que estaba tocando. Normalmente no le doy mi messenger a nadie. Sin embargo, lo atribuyo al perpetuo estado de embriaguez en el que me sumí cuando trabajaba por aquellos lares.

El Hombre-Pene ha mostrado un gran interés en conocer la opinión que me merece su miembro, y luego me ha propuesto un encuentro en zona conquense, dando por sentado que el mismo me resultaría una motivación excelente. Vamos a ver, Hombre-Pene:
a) Las pollas son como los coches. Pueden ser grandes, pequeños, bonitos o feos, pero al final lo que cuenta es cómo funcionan y cómo se usen.
b) Aunque no lo creas, por esta zona del país la gente también nace con pene.
c) El tamaño desmesurado del que presumes puede quedar muy bien en las fotos, pero hace más daño que otra cosa. Y, desde luego, si una tía después de echar un polvo contigo se queda escocida tres días no te va a llamar para contártelo. Fatiguita me dá na más pensarlo.

El Hombre-Pene, un ser honorable y de principios, también me ha contado que rechazó una proposición para hacer porno, porque eso sería como prostituirse, y a él le gusta que las mozas que se le acercan por su cara bonita se sorprendan al descubrir sus magníficos atributos. Que, digo yo, poniéndolo de imagen en el messenger, ¿no estás jodiendo la sorpresa?

Al final la sorpresa fue que me mandó una foto normal, y descubrí que el Hombre-Pene es un chico bastante guapo, de grandes e inocentes ojos azules, con un perrito súpermono. Ver para creer... Está la cosa como para fiarse de unos ojos azules.

Me despedí cortésmente del Hombre-Pene, atemorizada ante la posibilidad de soñar con horribles falos gigantes persiguiéndome a saltitos por la serranía conquense. (O con las movidas de Logo que, por cierto, también es de Cuenca, y que creo que me dan aún más miedo).

miércoles, 12 de enero de 2011

Las cosas que pasan (porque soy imbécil y lo permito)

Cosas que pasan...

Rematricularte por inercia en una carrera en la que te has matriculado por inercia y arrepentirte en el acto. Que no te devuelvan ni una peseta de la matrícula después de anular.Teñirte el pelo de rojo, de negro para tapar el rojo y decolorarlo para volver al rubio (o alcanzar la calvicie). Volver a caer en las garras de un antiguo follamigo y luego huir de ellas. Renovar con la misma empresa aunque en realidad te apetezca decirle a tu jefe que es un capullo, el cantante un gilipollas y que el cómputo de toda su orquesta se la puede meter por el culo, empezando por el camión. Aceptar ensayar los viernes y perder el derecho a rehabilitación. Que te dé por el deporte cuando tienes doscientas mil secuelas que te impiden hacerlo. Ponerte a trabajar de extra en un bar por miserables cinco euros la hora y aún así pensar que has tenido suerte. Ligarte a tu logopeda buenorro, maduro, inteligente, simpático, conquense, deportista, con dos carreras, plaza fija, piso, perro y todoterreno y que no sea un aquí te pillo-aquí te mato y si te he visto-no me acuerdo y no pensar más que en la forma de espantarlo, como a todos los demás, porque el gato escaldado huye del agua fría.